martes, 7 de diciembre de 2010

Batallas campales.

Frente al espejo de nuevo...
De nuevo esa cara cansada, horrible, desarreglada, desanimada y falta de vida mirándote fijamente... De nuevo ese cuerpo que se desmorona a poco a poco, que cada vez se desarregla más, que se va destartalando a poco a poco; paralizado frente a un trozo de cristal pintado.
Y cuanto más se miran ambas imágenes, más se acercan... más se descubren: más se resaltan las ojeras, y piensas "cuánto he dejado de dormir por esto..."; más engordan la cara y la barriga y dices: "puta comida."; siguen apareciendo granos y rojeces y dices: "ataques de histeria en que te los tocas"; las puntas del pelo parecen abrirse más, más y más a cada vez, y piensas: "no tiene remedio."
Es en ese momento, cuando, en silencio, en la intimidad de tu cuarto... llega Mónica y empieza a chillar, a recriminarte cómo y quién eres, a hundirte en la mierda más y más; y llega Paula y le chilla a ella diciendo que vuelva a su armario y no salga más, y te chilla a ti diciéndote que no la escuches, que lo ocultes, que seas ella en apariencia... y de repente, solo estáis vosotras tres, en un espacio negro con puntos luminiscentes y solo te llegan a los oídos chillidos que se confunden, hasta que, en un último suspiro, las mandas a la mierda mentalmente y sólo queda de ellas un grandísimo dolor de cabeza que te atormentará unos minutos más, y desaparecerá en tu cuarto vacío... con la promesa de volver a discutir en otro momento.


martes, 30 de noviembre de 2010

Psico... psicodiagnóstico.

Fruto de el estrés… ¿cómo?

Estrés por tu autoexigencia… ¿qué?

Autoexigencia por tu condición de revisar el futuro… ¿Qué cómo? Vamos a ver…

Mi condición de Barnitsbiana segunda, me mantiene calculando en la medida de lo posible el futuro que me depara el rumbo de mi vida… Prefiero mantener mi futuro controlado y decido en el presente según mi análisis del futuro me indique positivo o negativo. Estatus calculador… esto sí que no lo puedo negar, cierto, pero, ¿qué le voy a hacer? Soy barnitsbiana y no lo puedo evitar, esto ya es cuestión de ser de una forma o de otra.

Por otra parte, esta fijación en el futuro hace que busque siempre la supuesta mejor opción, llamémosla A. Esta opción A, por el hecho de ser la que obtiene mejor resultado, reacciona en mi personalidad haciendo que tenga que dirigirme a ella con el máximo esfuerzo, esfuerzo que puede que no sea apto para mí. Me exijo demasiado, dicen… no diré que no, claro.

Autoexigencia elevada… eso me recuerda, que tengo que mejorar… que mejorar, que mejorar, que mejorar… vida estresante la de estar en continua mejora, ¿no? Por eso mismo me parece coherente.

Pero pensemos en el segundo factor: estado.

Veamos un estado normal físico, mental, de autoestima, de atención y de rendimiento. Bien, ahora bajémoslo un escalón (por culpa del estrés, claro)… Si baja todo, bajan los niveles de esfuerzo que se me es concedido realizar dado mi estado, ¿verdad? Bueno pues, eso no puede ser, debo esforzarme más, más para mejorar, mejorar para el futuro, para rendir, para tenerlo todo… ¡ALTO! Se ha formado un bucle infinito… Nunca puede disminuir el estrés si se exige demasiado…

Digamos, por dejar a un lado términos psicológicos… digamos que Mónica ha venido para quedarse. Cuando ya no pueda chillar, regañar, alborotar ni estresar más, ella sola volverá al armario. Paula: “ajo y agua guapa”.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Seguidora de un nuevo gran BLOG.

Completamente harta de escuchar, leer, escribir y hacer que entendáis cómo me siento, he decidido dejar a su aire a Mónica y a Paula, para que me dejen escribir... básicamente porque tengo a alguien a quien presentaros: hoy crea su primer blog mi amigo Baltimer.

Tanto sus "terapias anti-depresivas" como sus reflexiones sobre la vida me han sido de gran ayuda esta temporada baja de ánimo...
Por eso me siento orgullosa de poder haceros saber que va a escribir sus reflexiones sobre los "sin sentidos" de la vida cotidiana para que todos podáis gozar de sus teorías "barnisbianas", que sin duda os harán pasar un buen rato descubriendo que no sois los únicos que pensáis en todas aquellas preguntas sin sentido.

A todo esto, muchísimas gracias por tu apoyo estos días, Baltimer, eres un gran amigo, y mejor persona. J



http://barnitsbianos.blogspot.com/



Atte:

La Niña del Caleidoscopio, Barnitsbiana 2ª.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Piénsalo con detenimiento.

Recurro por enésima vez a los placeres del tacto del teclado de mi querido ordenador lento, pero en el que guardo parte de mi esencia. Me rindo a sus encantos para desahogarme y hacer que cuente lo que solo se ve dentro...
Me encanta la sensación de mover los dedos de Paula para que Mónica se haga oír, sin embargo, odio sus palabras... en fin, dejemos que nos cuente.

-Paula, eres una hija de la grandísima puta.
-¿Y ahora qué te pasa?
-¿Por qué engañas al mundo, y a ella, y a ti misma?
-Yo no he engañado a nadie, yo solo soy como soy.
-Pero no dejas que me vean, tengo que luchar por salir cuando quiero que se sepa de mí.
-Te dejo salir en los ratos a solas.
-Pero, ¿no ves que así lo que consigues es que la gente crea que ella es como tú? ¿No ves que le mientes a ella haciéndola creer que mejora, solo por no dejarme salir?
-Y ¿qué quieres? ¿que crean que es bipolar?
-No, quiero que sepan que tiene sentimientos.
-¡No quiere oírlos!
-Se los gritaré hasta que se los aprenda como nunca aprenderá el despotismo ilustrado.
-¿Eres tonta?
-No, soy realista. Haz que se ponga frente al espejo, quiero hablar con ella.
-No es el momento, mira como estás... háblale cuando estés de mejor humor...
-Paula. Ahora.
-Está bien, pesada.

-Mírate bien en el espejo... ¿verdad que no eres la que todos te dijeron que serías?
Te prepararon para el no-fracaso. Te educaron diciéndote que con un poco de esfuerzo serías la niña 10, y más en los estudios, que lo llevabas en los genes, dijeron, y que la vida era fácil... pero no es así. Intentaste ser perfecta en todos los aspectos, y el resultado fueron mareos espontáneos por culpa de la ansiedad. Intentaste sacar unas notas excepcionales, pero no llegaste a ellas y después de hoy puedes decir que suspendes tu primera asignatura... ¿qué tiene eso de 10? Llevan toda la puta vida entrenándote para el éxito y convenciéndote de que podías ser un robotito perfecto... y no eres más que una chica del montón. Mira tu pelo: no es tu color natural y sigue sin gustarte del todo; mira tus ojos: son verdes y, sin embargo, a ti siguen sin parecerte suficientemente buenos; mira tu cuerpo: es un cuerpo normal, pero a ti te parece feo, demasiado ancho de huesos y con demasiada celulitis; mira tu forma de ser: muchos buscan refugio en ti cuando necesitan ayuda, y tu sigues viéndote rara. Venga, reconócelo: nunca serás lo suficiente buena. Llevan toda la vida inculcándote que puedes ser perfecta, y ahora, mientras lloras frente al espejo escuchando mis palabras, ves que no tenían razón, que deberían haberte preparado para el fracaso, porque es a lo que tiendes, y más con tu torpeza... Después de una vida escuchando perfección, te das cuenta de que eres el maldito caos. Es humano llorar, sentirte una mierda y autocompadecerte... He venido en tus sueños y te he explicado que quiero salir, te lo he pedido por las buenas... ahora ya me has tocado la pipa de verdad: necesitas ayuda si no quieres que tenga motivos para destrozarte, de lo contrario, te hundiré en la miseria. Sigues empeñada en engañar a todos y simular que no existo... a ellos puede que puedas mentirles, pero ni a tu novio, ni a quien te conozca de verdad, ni a ti misma podrás llegar a engañarlos: yo siempre vuelvo.

domingo, 31 de octubre de 2010

Visita fraternal

Cuando visité a Mónica por última vez, no pude evitar que sus ojos, destrozados de llorar durante meses, me miraran y me hicieran sentir como una mierda al ver que pasaba de ellos. Por eso mismo, he decidido dejarla salir en los ratos a solas, e intentar mantenerla callada, aunque libre, en los ratos acompañados... no me ayuda para nada, pero por lo menos ante los ojos de la gente ya no "estoy rara", simplemente "estoy triste".

Asimismo, me encanta escuchar las conjeturas de la gente y las hipótesis... unos dicen que es pesimismo, otros dicen que es una mala racha, otros que, sea lo que sea, se arreglará; mientras que otros se limitan a decir: "eres tonta, anímate!; a lo que acostumbro a responder: "no soy tonta, soy realista, y por eso no puedo animarme".

En tiempos pasados, cuando estaba decepcionada, triste o simplemente necesitaba desahogarme, dibujaba, fotografiaba, escribia entradas o bien continuaba mi libro; mientras que ahora, en el peor de mis momentos: no tengo inspiración para dibujar ni tiempo para dedicarle, no dispongo de tiempo para largarme y capturar ese conjunto de fotografias solapadas que es el mundo, no tengo ni tan solo gracia escribiendo, porque me exprimo entre examenes y trabajos del colegio, y en casa, no tengo tiempo para plasmar la mierda en un papel o en internet, y mucho menos sacar imaginacion de donde no la hay para continuar con mi queridisimo libro.

Y mientras intento apoyarme en la voz de mi compañero sentimental, intento también autoayudarme con el libro que nos han mandado leer en psicologia "Déjame que te cuente- Jorge Bucai".

Mientras tanto, soy una alumna más de segundo de bachiller, que quiere suicidarse y ni siquiera tiene tiempo para eso.


Con un poco de suerte, nos veremos en la próxima entrada.

jueves, 7 de octubre de 2010

Recriminaciones de la mente.

Todo parece normal cuando entras en aquella habitación. Las sillas están donde siempre, junto a sus pupitres, como de costumbre; con la pizarra impecable frente al barullo de los compañeros de clase, todo como siempre. Pero, de repente, sales de tu trance y te das cuenta de que no hay nadie en ese antro, solo el sonido de sus voces; tampoco hay sillas ni pupitres, solo una pizarra completamente destrozada. Parece que hace años que nadie pasa por allí.

De repente te percatas de un espejo situado en el centro de la habitación, y te diriges hacia él con el aumento del volumen de las voces, hasta que por fin ves lo que debería ser tu reflejo. No se trata de tu imagen paralizada la que tienes delante, sino que ves a tus compañeros de clase conversando contigo, todos sonrientes, todos animados.

Por eso te extraña tanto oír esa voz gritando.
-¡Paula!- grita.
-¡Paula!- repite.
-¡Paula!- insiste, entre sollozos- ¡sácame de aquí, por favor!

Los llantos de la chica que gritaba te llevan a un armario en el que no habías reparado hasta ese momento, al fondo de la habitación.

-¡Paula! ¡Sé que estás ahí! ¡Ábreme, por favor!- grita ahogada en sus lágrimas de cocodrilo.

Cual no es tu sorpresa al abrir el armario y ver como la chica, agachada y acurrucada en el fondo del armario, levanta la vista para mirarte con sus ojos verdes anegados de lágrimas; te mira e intenta tranquilizarse.

-No puedo más Paula, necesito salir de aquí, te lo suplico.- Te dice casi en un susurro.
-Eres igualita a mí.- Le dices, como si no hubieras oído sus súplicas.
-¡Qué tonterías dices, Paula! ¡Claro que somos iguales!- su tristeza se vuelve ira.- Deja de intentar entretenerme, sácame de aquí.
-¿Quién eres?
-¿Cómo que quién soy? ¿Es que ya te has olvidado de mí?- Rie irónicamente.- Soy Mónica, joder, soy tus malditos sentimientos, Paula... no te hagas la sueca.
-¿Qué haces aquí?
-Me encerraste para que nadie me viera llorar. Optaste por que solo existiera una de las dos frente a la gente. Pensaste que haríamos explotar la cabeza de la niña del Caleidoscopio de haber continuado ambas luchando entre nosotras, y decidiste encerrarme para siempre.
-Así que, ¿te encerró ella?- dices señalando a la que creíste tu reflejo.
-¡Sí! Pero... un momento, si ella es Paula, ¿tú quién eres?
-Creo que aquella a la que has llamado la niña de Caleidoscopio.

Mónica empieza a gritar y a llorar de forma desalmada, lo cual crea un jaleo que parece que va a hacer que te explote la cabeza... Tu cerebro parece que va a estallar cuando tu cuerpo ha vuelto a la vida, y escuchas las voces de aquellos que esperan a que vuelvas a la realidad junto a tu cuerpo inconsciente... una vez más.


Crónicas de Evasión.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Íthem contra Íthem.

Sigues desdoblada… Eres Mónica, la loca, la desquiciada, la desequilibrada, la deprimida y la caótica. Eres Mónica tras una puerta cerrada con llave gritando a cada segundo que quiere salir, que quiere ver el mundo al que pertenecía, vigilando por un resquicio lo que pasa y sin poder verlo por culpa de las lágrimas… eres la de los sentimientos, la de la autoestima baja, la que hace mucho que no cree en ella, la que sabe que llorando no se arreglan las cosas, y aún así sigue derramando lágrimas inútiles; la misma que se empaña los pensamientos y los desempaña con un “ya se verá” que a su vez no le convence… eres Mónica, la desconsolada depresiva al borde del alcoholismo encerrada en ese zulo cutre de donde no entra ni sale nada, sólo ráfagas de lo que ya siente: autocompasión y decepción que van y vuelven simultáneamente embriagándola de lo de siempre: lloros.

A su vez eres Paula, la decente, la correcta, la equilibrada, la alegre y la perfecta. Eres Paula al otro lado de la puerta, con las llaves en la mano, escuchando a Mónica y deseando que no salga de ahí, que ahora vives tú… Eres Paula con su instinto de supervivencia en la jungla de segundo de bachiller. Eres Paula, la que sonríe sin ser forzada y sólo muestra espíritu de auto superación, confianza en sí misma y alegría a toda costa; la que llega a su casa todos los días feliz y se pasa la tarde estudiando sin ningún tipo de problema… Eres Paula, la fuerte, la implacable, la divertida, la invencible. Invencible hasta que Mónica vuelve a alzar la voz, y te asalta el espíritu compasivo y la dejas salir cuando no haya nadie para que hable, para luego volver a encerrarla en el zulo.

Eres Mónica, infeliz y eres Paula, la coartada. Eres "la niña del Caleidoscopio", la prisionera y la libre, la triste y la alegre, la invencible y la abatida, la de piedra y la de polvo, la que lo es todo, y la que no es nada… la que grita tras la puerta, y la que la escucha con venganza con las llaves en la mano.

Los gritos te agobian en la cabeza, la presencia de Paula vigilando la puerta te mantiene tranquila de que Mónica no saldrá, pero sigue gritando, y hace que te duela la cabeza… parece un caos, pero sabes que el caos no existe, que es la perfección, solo que mal organizada… solo tienes que encontrar la manera de llegar al equilibrio perfecto, de mantener a Mónica a raya sin tener que encerrarla, o curarla con una buena dosis de decisión; hecho esto, el caos de tu mente habrá sido debidamente organizado, y podrás volver a tu versión de la tranquila perfección de la normalidad.


“Doble personalidad en una mente caótico-perfecta.”

sábado, 18 de septiembre de 2010

Vuelta al cole.

Sé que todos, al igual que una servidora, estáis hartos de éste tema... pero no voy a recordároslo, sino que simplemente me conformo con la evasión de todo que me provoca escribir cómo me siento.

¿Os han comentado alguna vez, que la vida es cobarde y traicionera? No es exáctamente eso, pero sí que en más de una ocasión puede parecerte cruel...

Acabo de empezar mi segundo curso de bachiller, después de un 1º pasado sin problemas, y me he pasado el verano dando clases de repaso (así que no he llegado a desconectar del colegio) escepto cuatro días que dediqué a un viaje con mi pareja en sus raíces de la alegre Andalucía y otra semana dedicada a una acampada con mi amado club d'esplai en Vich- Barcelona. Pero después de ambos viajes terminó para mí el verano, pues pasé tres semanas más sin salir de mi casa más que lo justo ya que fui "madre adoptiva" durante ese periodo de tiempo. Me quedaban a penas dos semanas para empezar el colegio cuando volví a dar sólo las clases de repaso, que, pasados los exámenes de setiembre exitosamente, se acabaron y pude volver, a una semana de que terminara, a disfrutar de mi verano.

Durante esa semana hice todos los planes que pude, solapándolos casi para poder llevarme un buen recuerdo de aquello a lo que todos llaman: "la liberación de las vacaciones de verano". Me agoté todo lo que supe y dormí poco a causa de los compromisos nocturnos y los de madrugada... pero llegó el momento, y tuvimos que volver al colegio.

El primer día nos presentaron a la que sería nuestra clase durante los 9 meses restantes, y nos fuimos a casa una hora después sabiendo unos cuantos nombres y la cara de nuestra tutora, pero no demasiada cosa más.

El segundo día empezamos con las presentaciones de asignaturas... así como las nuestras. Todos debimos repetir la ya aborrecida frase de: Hola, me llamo tal, tengo tantos años, y después de bachiller me gustaría estudiar pascual. Ahí fue donde surgió todo.

El desánimo que te dan los profesores al decirte que estás empezando el peor curso de tu vida, así como los que ya han formado parte de tal suplicio te advierten de que no es nada fácil... todo eso debe contrarrestarse con la motivación de: "ahh, bueno, estudiaré este año aunque me la torre, sacaré nota, y así podré estudiar después lo que de verdad me gusta, oh! queridísima carrera de...¡¿De qué?!

Ahí era donde residía mi problema. No tenía una motivación para el curso, así como todos los demás sí lo sabían y, en caso de no tenerlo claro, sabían en torno a qué querían orientarlo pero... ¿y yo? yo no tenía ni idea de nada, y la única cosa que me estiraba lo hacía solo para ser un hobby...

Difícil afrontarte a un curso viendo ésto... y ésto te lleva al pensamiento negativo de todo: de tus asignaturas amadas el año pasado propias de modalidad, ahora solo piensas en lo poco que te gustan; aunque tengas a amigos de siempre y a tu querida pareja en clase, te sientes sola; y de intentar llevarlo todo al día, tus días se vuelven un caos.

El aparentar normalidad, el aparentar que no te importa no estar motivada, el aparentar que te sientes acompañada, el aparentar que no tienes sueño, el aparentar que no estás enferma, el aparentar que no te cuesta llevarlo todo al día... junto a la presión en el pecho de no querer decepcionar a tus padres con tu futura decisión... te hacen ir pasos atrás, y sentirte un poco más desdichada, cuando creias haberte llegado a creer que eras la persona más afortunada sobre la faz de la tierra.

Del optimismo al pesimismo hay sólo un paso, pero puedes darlo de puntillas, siendo sigiloso, para que nadie se entere... Pero lo has dado, y volverlo atrás es mucho más difícil.

Y todo, ¿por qué? Pues porque tú también tienes todo el derecho del mundo a estar de bajón.

lunes, 6 de septiembre de 2010

El miedo, de un solo trago.

Es tan simple como ver el cambio en tí... ver que tus palabras han cesado ya de callar por miedo a la reacción negativa; a estar tan segura de unos sentimientos que eres capaz de hablar lo necesario, para aclarar las cosas.

He visto crecer a mi mente pensando cosas que mi boca se callaba por miedo a la reacción de una tercera persona del singular... por miedo a que mi vida acabara al recibir el batacazo de la tan escalofriante reacción... hasta que ésta pasó a ser decidión mútua y dejé de tener miedo...
Vencido éste miedo, y con corazón y mente más maduros, ambos órganos siguen pensando cosas que mi boca puede expresar, ya que la tercera persona del singular ha cambiado, y sabe entender, sin imponer la espeluznante frase: "ah, ¿sí? ¡pues se acabó!". Una vez la primera persona del plural está de acuerdo en que ninguno de los dos quiere esa reacción, y ninguno pronuncia la horripilante frase, podemos, por fin:

Amar SIN miedo.

jueves, 26 de agosto de 2010

Polisemia del abrazo.

-Me encanta abrazarte, ¿lo sabías?
-Lo intuyo porque no dejas de hacerlo.
-Pero, ¿sabes por qué?
-No, ¿por qué?
-Porque eres cálido, cálido como mi cama las noches frias cuando el hinvierno hacecha con rayos y truenos fuera, y solo el cálido arropaje de mi cama me puede calmar; porque eres frío como mi cama en verano cuando el sol quema fuera, y la humedad hace que permanezca el ardor durante la noche, y solo me siento fresca y a gusto en ella; porque me da seguridad abrazarte como cuando mis padres me daban la mano de pequeña, y yo me sentía protegida; porque cuando me aprieto contra tí tengo menos miedo del mundo, porque me parece que nada puede hacerme daño cuando tú andas cerca; porque, cuando estoy acurrucada en tu pecho, oigo cómo tu corazón va más rápido, oigo tu respiración que se acompasa con la mía como si dos cuerpos quisieran ser uno solo, noto que me miras y sonrío porque lo haces, pero, ¿sabes qué es lo que más me gusta de abrazarte?
-Ah, ¿hay algo más?
-Claro, falta lo mejor.
-Entonces, dime: ¿qué es lo que más te gusta de abrazarme?
-Ver que tú, también me abrazas.

domingo, 22 de agosto de 2010

Maternal Instinct

Seguro que en más de una ocasión vuestra madre os ha dicho aquello de: "Cuando seas madre lo entenderás"; y os lo habéis tragado pensando en que ya lo entenderíais en un momento u otro de vuestra vida... Siempre os han dicho que nada es comparable al amor de una madre, que no valorais lo que las madres hacen por vosotros, que no sabéis cómo se siente una madre cuando su hijo llora, etcétera.

Pues bien, estimados lectores... yo no soy madre, no tengo la edad ni la madurez suficientes para poner a mi cargo una criatura recién llegada al mundo y darle de comer y un techo hasta que tenga edad y conocimiento suficientes para independizarse; por no tener, no tengo ni idea de qué va a ser de mi vida en cuanto termine bachiller: no sé si estudiaré fuera, si aquí, si estudiaré ingenieria o grado superior, ni de qué estudiar, ni a qué dedicarme, ni dónde vivir, ni con quién.
Lo único que tengo claro (porque puedo tenerlo) es que, haga lo que haga, tendré que seguir con mi vida... y, si no cambiamos de opinión ninguno de los dos (que espero, muy sinceramente que no) veo un futuro en el que formo una familia con cierta persona de grandísima importancia para mí... pero como he dicho, eso será cuando disponga de edad, conocimientos, madurez y recursos suficientes como para formar una familia y traer a una nueva criatura al mundo.

Bien, claro queda que no tengo espectativas de ser madre prontamente... pero eso no liquida el instinto maternal... Éste no se dispara al estar "preparando" un suculento bebé en el horno de tus entrañas... sino que también puede dispararse a alguien que acaba de adoptar al nuevo miembro de su familia, o en otros casos, donde (esta vez sí) entro yo.

La historia empieza con dos hermanos y una hermanastra. Existentes éstos tres en forma de un hermano 16 años mayor, una hermana 13 años mayor y, la (por lo menos para uno de ellos) hermanastra: yo.
Los dos hermanos emprendieron su propio camino en cuanto llegó el momento de estudiar una carrera... En diferentes años, claro está, pero en direcciones diferentes y fuera del alcance de mi memoria.
La hermana estudió en Barcelona donde, en la carrera, conoció a su más que oficial novio actual. De esto hace ya 10 años. Ahora viven en China, donde prosiguen con su vida.
El hermano estudió en Barcelona y su siguiente parada fue vivir en le preciosa Francia, donde, en su nuevo trabajo, conoció a su actual esposa. Se mudaron a Madrid, donde, después de unos meses de matrimonio y ya muchos años de vida compartida, llegó al mundo la segunda protagonista de ésta historia: mi sobrina.

Bien, puesto que ninguno de los dos hermanos vive en la isla, las visitas no suelen coincidir a menudo, pero si las épocas: en Navidad y en verano. Siendo triste pasarte todo el año (escepto dos o tres semanas) esperando a la llegada de tus hermanos, es un hecho que no se puede remediar. La hermana viene una semana en Navidad y otra en verano, con su novio (claro está); y el hermano y su familia aparecen una semana en Navidad y dos en verano.

Durante esas dos semanas del verano, y una tercera que mi sobrina elige quedarse sin sus padres con nosotros, y la semana en Navidad; es cuando realmente entiendo parcialmente las palabras de mi madre cuando me decía aquella frase comentada al principio. Es cuando, realmente, me siento la madre de aquella niña, y no su tía. Todo el día junto a ella, ayudándola, cuidándola, animándola y mimándola todo lo que sé... y el día que se va, llorar porque mi niña ya no vuelve hasta la próxima época de recogimiento familiar.
Durante esas cuatro semanas al año, me siento madre e hija más que nunca y unida a las dos personas que hacen eso posible bajo un mismo techo, y más a mi lado que nunca...

Creed a vuestras madres, ser madre, no es algo fácil... pero sí muy gratificante el ver la sonrisa que pone tu sobrina al verte cuando llega a tu casa... oír que cuando estás lejos te llama en lugar de llamar a su madre... ver que quiere darte besos y abrazos a tí más que a nadie, que eres a la única persona a la que quiere escuchar cuando está enfadada, y que eres la única que consigue hacer que deje de llorar, desde que no era más que un bebé.

Difícil, pero sentido, muy, muy sentido.

lunes, 9 de agosto de 2010

Pequeño largo viaje.


He vuelto de nuevo...

Después de una semañan de acampada con el club de esplai que ha marcado mi vida, llego llena de sensaciones que no sabría bien como definir...

Han pasado muchas cosas... muchas para asimilarlas en una sola semana, pero mi cabeza va a la par que mis sentimientos y a la vez que me calmo, voy ordenando los recuerdos de sensaciones en mi mente. Es muy difícil, pero quiero hacer que sintáis la misma sensación que yo aunque solo sea por un momento, y para eso, es necesario empezar por el principio...

"-Un apretón de manos, es lo primero... Un apretón de manos, después, decir tu nombre.
-¡La niña del Caleidoscopio!"

Una vez fuiste como Alicia... sí, Alicia la del país de las Maravillas... tenías 9 años, eras ingénua y tenías ganas de conocer nuevas experiencias, así que decidiste seguir el consejo de un amigo tuyo y apuntarte a una asociación de jóvenes... un club d'esplai llamado: "Es Puntet", y fue como caer rodando por la madriguera que te llevaba a un mundo nuevo, un país de maravillas.

Empezaste viendo el compañerismo que ahí reinaba, y tuvisteis un primer nombre, pero no os marcó como grupo, porque no fue el definitivo...

Fuiste a tu primera acampada y supiste que aquella era una familia para tí... en aquél lugar, entre aquella gente, encontrabas la paz que necesitabas en los malos momentos; la pizca de diversión que tanto buscabas en los momentos aburridos; el toque de "chapucería" cuando todo era demasiado perfecto en el colegio; un lugar donde ser tú, y divertirte, cuando tu apariencia de "chica 10" te impedía hacer el gil*******; una taza de buen té (siempre con linterna) en los momentos ágrios y una pizca de sal para los sosos... y, entre todo ese alboroto, encontrasteis (tú y tu grupo) vuestro primer nombre: "Migjorn".

Crecisteis y aprendisteis a ser compañeros, a ayudaros en todo lo que fuera necesario y a ser un poco mejores como personas... erais una piña, una piña de preadolescentes con las hormonas revolucionadas... con tonterías en la boca y un simple "llego tarde" cada sábado por la mañana, cumpliendo la tradición de llegar pasada la media hora de las 11.

Llorasteis de la emoción cuando pasasteis a vuestro nuevo grupo... ya no estabais tomando el té con "Pataplim y Pataplam" o con "El sombrerero loco", no, ahora estabais delante de "Absolut", la oruga que os conocía desde siempre, y a ak que siempre habíais tenido como monitor (a la escepción de dos años) y que ahora se volvía más espectacular para guiaros durante vuestra nueva etapa, con vuestro nuevo nombre: "Xaloc", o, mejor dicho: "CaXaloc". Ahora os ibais a meter en el capullo de la oruga para ver cómo era ser "los mayores" del club... y, durante vuestro último año, iban a enseñaros qué hace un buen monitor...

Durante vuestra etapa como "Xaloc", fuisteis reduciendo en número... ya solo quedábais seis... pero erais los seis elegidos: teníais el espíritu de vuestro club grabado en la piel, en cada poro. Unos habían empezado más tarde, y otros, como tú, llevábais 8 años siendo miembros de aquella fantástica familia. Os habíais visto crecer a vosotros, a vuestros compañeros y a los monitores, en especial a Absolut, que le visteis llegar a casarse y tener una preciosa hija... y vosotros sabíais que sería un buen padre, porque para vosotros se había comportado como tal.

Llegó la última acampada de verano como grupo... Fuisteis más que nunca "los mayores", fuisteis más que nunca una familia, fuisteis más que nunca compañeros, fuisteis más que nunca amigos, y fuisteis, sobre todo, más que nunca vosotros.

Llegaba ya el final de la acampada, y llevabas toda la semana contemplando la cara amarga de un gran monitor (y mejor amigo que monitor)... no podías evitarlo, y eso te mataba por dentro, ya que él te había ayudado a salir de muchos (por no decir todos) los malos tragos por los que habías tenido que pasar. Era el antepenúltimo día, y las cosas no mejoraban.

A las 3 de la mañana del penúltimo día apareció Pataplam en vuestra habitación, y os llamó dándoos un dorsal a cada uno (ahora ya solo quedábais 5, aspirando a ser monitores el año que viene); y os llevó al "Cásting del buen monitor". Os pusieron a prueba, lo hicisteis mejor de lo que sabíais porque ninguno quería quedar fuera. Y, como no, como grupo, como amigos, compañeros, hermanos, AMIGOS, pasásteis a formar parte del "equipo de monitores" (todos).
"-Nins, ¿sabéu què?
-¿Què?
-¡¡¡¡Ja som monitors, monitors, monitooors!!!!"

Reinaban las lágrimas de alegría por todo lo alto... íbamos a contiunar en nuestra familia, en nuestro país de las maravillas, pero al otro lado, donde ya no os hacen sentiros bien, sino que sois vosotros quienes vais a repartir felicidad. Es una sensación completamente reconfortante.

Pero, por otro lado, las cosas no mejoran... tu amigo y monitor no mejora y, el viernes, a la hora de las duchas, os lanza una carta para que leáis juntos: quiere hablar con vosotros a solas, después de la cena.
Acaba la cena y os dirigís a la habitación a esperarle, pero tu ya sabes qué va a decir: se va. Abandona la familia después de 4 años, y, pese a que tiene un motivo razonable, intuyes que no sólo es eso lo que le conduce a tomar tal decisión... ahí, empiezan las lágrimas, las de cocodrilo, las de verdad, las de pena.
Es la última noche de acampada la del viernes, y toca leer las cartas. Tú y tus compañeros leéis entre lágrimas una carta diciendo lo orgullosos que estáis de haber pertenecido a los niños de esa familia y lo todavía más orgullosos que os sentís de pasar al otro bando; y pedís al grupo que va a ocupar vuestro lugar, que os lo cuide, que el honor lo merece.
Pero la vuestra no es la única carta: Pataplam os da la enhorabuena y habla de vosotros casi con los ojos encharcados, se siente orgullosa de haber sido durante dos años vuestra monitora. La conejita blanca os cuenta su historia: abandona a la familia para irse a estudiar a Barcelona... EL gato Risón, que ése era su primer año como monitor, os da ánimos para que vayáis con él, y Absolut... Absolut os dice adiós... dice que ya no necesitáis a un monitor que os haga de padre en el club, sino que ahora os toca a vosotros serlo de otros niños; se despide de la familia, porque ya tiene otra a la que mimar, y debéis entenderlo.
Las lágrimas llenan la sala y los corazones...

¿Tristeza? ¡esto no se puede consentir!
¡Croqueta de monitores!... sí, MONITORES. (Todos os miran, y aceptáis, claro.)

Y, acabada la croqueta, y visitado el zoo, terminó la acampada...
Las lágrimas intentaban aflorar de nuevo...

"-¡No estéis tristes niños, que hoy es día de fiesta!
-¿Día de fiesta?
-¡Feeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeliz, feliz no cumpleañoos!
-¿Para mí?
-¡Para tú!
-¡Feeliz, feliz no cumpleañoos!
-¿A mí?
-¡A tú!
-¡Brindemos este día con dos tazas de buen té!
-Feliz, feliz no cumpleaañooosss... aaaaa túúúúú..."


viernes, 30 de julio de 2010

Sensación de déjà vu.

Todo estaba en silencio, y tu estabas histérca tras aquella enorme puerta... Tu madre vino y te dió un beso deseándote suerte y te dijo que estabas preciosa, intentando tranquilizarte, mientras tu padre te iba cogiendo del brazo derecho, y tu sonreías.

Se abrió la puerta, la música empezó a sonar y empezasteis a andar por aquel pasillo abarrotado de gente mirándoos con lágrimas en los ojos y una sonrisa: son la gente que tienes como más importante para tí...

Estás en tu boda, y no eras consciente de ello.

Al fondo, tu futuro marido, el único que te ha hecho sentir todo lo que sientes, mirándote, pero tu no ves su cara...Tu padre te deja en el altar, le da la mano, y, con lágrimas en los ojos, te da un beso y te dice: "bienvenida primer día del resto de tu vida".

Pasa la ceremonia, y tras los votos que se quedan grabados a fuego en tu cabeza y escritos por él, dices los tuyos... Y tras aquellos dos: "sí, quiero", el cura os da permiso para besaros. En ese momento sabes que ése es el primer día del resto de tu vida.Y, justo en el momento en que crees que vas a ver su cara, despiertas.

Ése es el sueño que revive cada noche y muere todas las mañanas desde que eras pequeña... pero nunca llegaste a ver la cara de aquél hombre vestido de traje negro y camisa verde con corbata negra que tenías en frente, pese a que las circunstancias te hicieran pensar que era una persona u otra, y siempre has vivido más enamorada de aquél hombre de tu sueño que de la pura realidad...

Estás enamorada de la ficción de tu imaginación.



A lo largo del tiempo, el sueño es siempre es el mismo, pero caras que antes no te resultaban familiares, van apareciendo en tu vida, en forma de nuevos amigos... que siempre habían estado sentados en aquellos bancos, pero nunca habías reconocido...Y, pese a que muchos huecos de personas desconocidas se iban rellenando, siempre faltaba el más importante de todos: el novio, que iba cambiando de nombre, tal vez, pero nunca, nunca habías visto más allá de su traje.

Llegó el día, la situación es la de siempre.

Todo estaba en silencio, y tu estabas histérca tras aquella enorme puerta...

Tu madre vino y te dió un beso deseándote suerte y te dijo que estabas preciosa, intentando tranquilizarte, mientras tu padre te iba cogiendo del brazo derecho, y tu sonreías.

Se abrió la puerta, la música empezó a sonar y empezasteis a andar por aquel pasillo abarrotado de gente mirándoos con lágrimas en los ojos y una sonrisa: son la gente que tienes como más importante para tí...

Estás en tu boda, y no eras consciente de ello.Al fondo, tu futuro marido, el único que te ha hecho sentir todo lo que sientes, mirándote, y ahora, por fin, ves su cara, y sí, sientes por él en la realidad lo mismo que en la ficción que crea su imaginación.

Tu padre te deja en el altar, le da la mano, y, con lágrimas en los ojos, te da un beso y te dice: "bienvenida primer día del resto de tu vida".Pasa la ceremonia, y tras los votos que se quedan grabados a fuego en tu cabeza y escritos por él, dices los tuyos... Y tras aquellos dos: "sí, quiero", el cura os da permiso para besaros. Él te mira, le miras, os mirais, ves su cara, la grabas en tu mente, y en cuanto vuestros labios se juntan, sabes que ése es el primer día del resto de tu vida.

Terminada la ceremonia, salís y os tiran arroz, vais al banquete, pasa una velada genial... y llegáis a casa, a VUESTRA casa... y tras demostraros vuestra felicidad y amor por el día transcurrido, os dormís abrazados y tu apoyada en su pecho, con su brazo izquierdo tras tu espalda, y tu mano izquierda rozando su cuello...

Y despiertas, abrazada a él, en la misma postura en la que os dormisteis en tu sueño, el sueño que, por fin (salvo a algunas caras desconocidas entre los bancos) ya está completo.

Y con eso llegas a la conclusión, de que ya estabas enamorada de él antes de conocerle, y eso te llena de gloria: es la mejor batalla que has ganado a la vida.

Contrastes

Me he pasado un buen rato pensando...

He pensado en el perfeccionismo que se los exige en la vida: en los estudios, en casa, con los amigos o incluso en pareja; y me he dado cuenta de que soy la prueba viviente de todos ellos.Llevo desde pequeña estudiando como real obsesa del conocimiento, adelantándome a algunas lecciones de clase y esforzándome al máximo por sacar mi máximo rendimiento académico para que éste no pudiera ser comparado con el de las máximas figuras del estudio que me rodeaban. Eso implica una exagerada percepción de la actitud perfeccionista. Siempre se nos exige media vuelta más: si llegamos a un 4, se los dice que podemos llegar al 5, si llegamos a éste, nos piden el 6. Así como las reglas sociales también nos obligan a llegar a ciertas notas para acceder al futuro que "NOSOTROS" elegimos. Digo "nosotros" porque nosotros lo encaminamos, cierto, pero son nuestra familia, nuestro colegio, instituto... influyen en ésta decisión, así como las notas nos limitan el acceso a esos estudios. Realmente elegimos el futuro que nos permiten elegir.

En la familia... llevo desde pequeña intetando ser la hija 10 de la que los padres están orgullosos... pero ahora que crezco y tengo una percepción de mi misma más o menos "real", conociendo mis virtudes y defectos, así como mis obligaciones y devociones; puede que haya dejado atrás ese modelo ejemplar, y ahora en mi familia les parece un cambio radical y no precisamente bueno... pero realmente no es un cambio: no es que haya pasado de ser ideal a ser mediocre, esque he pasado de fingir ser un ideal de niña para ser yo misma. Sin embargo, se me exige el mismo rendimiento, y apuesto a que no soy el único caso. No obstante no culpo a los padres, sino a la sociedad que les invita a buscar la vida que todo el mundo busca y sentirse orgullosos de ella. La era en la que vivimos se basa en la búsqueda contínua de un ideal de la familia ya creado aunque pocos lo perciban. Este ideal implica una familia feliz, donde no se pase hambre y cuyos hijos sean educados, responsables y ejemplares en los estudios, con el único fin de que los padres puedan decir "mi hijo es un 10", y, aunque no farden de ello, tienen la necesidad de poder pensarlo para ellos. No sé como es la mente de un padre, porque no he tenido la ocasión de sentirme como tal, pero supongo que eso también se debe a la búsqueda de un futuro con ese ideal de familia para tu hiijo.

Con los amigos... no es tanto la perfección como la popularidad justa la que se busca. Queremos destacar, que se nos conozca, pero no en exceso para que no se nos suba a la cabeza, queremos que nos quieran nuestros amigos, pero no por lástima. Buscamos el equilibrio entre popularidad y anonimato, entre una buena imagen física y la imagen casual, entre la actitud divertida y la de alguien en quien se puede confiar. Y, en más de un caso se renuncia a la personalidad propia por no romper el esquema de nosotros que mantienen nuestras relaciones de amistad. Pues bien, yo he pasado TAMBIÉN por ese estadio, hasta que me cambié de instituto y decidí que me daba ya igual si mis amigos notaban un cambio radical, que tampoco podían quererme si perdía la felicidad con el único fin de mantener una actitud constante, y llegué a una conclusión cierta, irónica y sencilla: "la imagen constante de uno mismo se encuentra en los altibajos, excesos y déficits de cada uno mostrados siempre como algo normal."

En pareja, no es el querer mantener un equilibrio, ni querer acercarte a un ideal, ni el esfuerzo por un rendimiento máximo; sino que se trata de una lucha constante por ser la pareja perfecta, siempre inundada por el miedo de dejar de gustar a tu pareja. Pues bien, después de haber vivido un apartado de mi vida en estas condiciones, me dí cuenta de que había sido en vano, porque si alguien te quiere, te quiere por cómo eres y no por cómo te esfuerzas en ser... digamos que descubrí otra frase irónica y cierta que decía así: "la perfección se encuentra en el caos". Me explico, me esforcé tanto en ser la pareja perfecta, la media naranja ideal, que llegué a dejar de gustar a alguien: a mí misma; lo cual me causaba frustración y ciertos problemas... hasta que pensé que amar significa algo más que besos y abrazos, así como obsesión por una persona; amar significa encontrar la perfección en los rasgos característicos y no necesariamente perfectos de alguien.

Os digo mi consejo porque en mi caso ha funcionado, y he encontrado un amor que no se basa en percepciones erróneas.

-¿Quereis ser perfectos? Empezad por serlo para vosotros mismos.
-¿Cómo ser perfectos? Volveos completamente alocados y caóticos.

miércoles, 28 de julio de 2010

No soy tan evidente.

Visité el blog de un amigo hace unos días... creo que lo hico a drede.

Sabe que no puedo resistirme a los placeres que comporta ver mis palabras sobre la pantalla del ordenador... de expresar lo que quiero y necesito decir con la facilidad de pulsar las teclas adecuadas con el orden preciso. Estoy convencida de que tiene consciencia de ello.

El problema se me ha presentado cuando, al crear mi blog, se me me ha preguntado con qué nombre iba a fimrar mis entradas... y ahí empezaron las dudas.

Mi forma de ser, siempre me ha inclinado hacia la gracia de firmar con un pseudónimo... pero como nunca me he atrevido a elegir ninguno, creí que era esta mi oportunidad... pero quería que fuera algo que hablara de mí, de mis características... pero sin pronunciar un nombre propio.

-La "pupas"- como me llamaba mi madre de pequeña, pero era muy pesimista.

-La rarita- como me conocían en mi antiguo colegio, ya que acostumbraba a mostrar mis habilidades haciendo vibrar mis ojos, moviendo las orejas y similares... pero no podía contribuir yo misma a que ese fuera mi mote para siempre.

-La enferma- como me conocen muchos de los alumnos y padres (así como profesores) de mi nuevo instituto, para mi desgracia... y debido a mis frecuentes problemas de salud, y a que mi cuerpo sufria anteriormente de ansiedad, y la manifestaba haciendo que me desplomara por los pasillos. Pero, sin duda alguna, no iba a poner "la enferma" como mi pseudónimo.

-"Florette"- como acostumbraban a llamarme mis compañeros de la residencia "London Reed's School" cuando fui a pasar 3 semanas en ella en el verano de 2008. Pero nadie más que ellos iba a entenderlo; mi pseudónimo debe hablar de mí, no debe ser un mote.

-La niña (no me gusta el término "chica", es muy frio)...- he empezado a escribir pero, para mi sorpresa, no he sabido seguir.

-La niña de la cámara en mano.- He pensado luego, pero ¿acaso sólo tengo eso? un curso de fotografia y ansia por fotografiar... cierto que paseo por la calle y me gusta imaginar que el mundo es como un montón de fotografias solapadas... y tengo mucha afinidad por el mundo de la inmortalidad del momento, pero... ¿solo soy la niña de la cámara? no.

-La niña cronista.- Cierto que escribo una serie de relatos en mi tuenti a los que titulo habitualmente como: "Crónicas de evasión" o "Crónicas de..."; pero, ¿acaso solo soy lo que escrib0? ¿Simplemente soy las palabras encadenadas que cuentan mi vida, o el libro de "realidad-ficción" que intento escribir? no, me niego a reducir mi existencia a palabras.

-La niña de la cámara y el papel- Por fin he encajado dos cosas... dos cosas que forman, sin duda, una parte importante de mi vida y tanto una como la otra las complemento: las fotografias solapadas que forman mi mundo siempre tienen detrás un relato, la vida de alguien, una historia, un secreto... siempre tienen algo. Pero... ¿acaso mis 17 años de vida se reducían a dos aficiones? no podía permitir que mi pseudónimo hablara tan poco de mí.

-La niña enamorada- es un buen nombre, pero... aunque sí que sienta una cierta inclinación romántica y tenga la suerte de mantener en pie una relación que me atrevo a calificar de perfecta... aunque la llama del amor corra por mis venas, aunque esté convencida de haber encontrado al hombre de mi vida, aunque él me haya curado mis vahídos repentinos, y me haya hecho sentir la niña más feliz y perfecta del mundo... no creo que mi cualidad más visible sea la de estar en estado de enamoramiento... creo que tiene que haber algo que lo englobe todo... el por qué de que yo sea así.

-La niña de...- me he puesto a pensar, sin que apareciera en mi cabeza la palabra o palabras que me definieran de una forma correcta.- La niña de... La niña de...

De pronto, me ha venido a la cabeza una de las primeras citas con mi psicóloga, en la que, para conocerme, me pidió que definiera a los miembros de mi familia (uno a uno) con una palabra o una frase, y, a duras penas, conseguí hacerlo... el tema de mi firma en este blog hubiera estado zanjado de no ser porque cuando mi psicóloga me pidió que me autodefiniera... no fui capaz, y, aun ahora, no he sido capaz de hacerlo.

En la siguiente cita, me dijo que cogiera objetos de su casa y que, por sus cualidades, y por su forma... en fin, por todo, definiera con ellos a mis amigos. Eso me encantó, ya que los objetos y las personas son la parte que más valoro de la imagen, y las imágenes forman una parte muy importante de mi vida, así como espero que, en un futuro, sean la base de mi trabajo. Nuevamente, me pidió que me autodefiniera también con un objeto: escogí una revista. Una revista porque está compuesta de imágenes y texto (cosas que me apasionan) y porque su contenido, su forma, su esencia, es el conjunto de todo lo que la rodea (y siempre he sabido que yo no sería quien soy hoy de no ser por quien y cómo está a mi lado). Pero "la niña de la revista" me parecía un pseudónimo que podía ser facilmente malinterpretado, porque tampoco soy aficionada a las revistas, siendo sincera.

De todas formas, mi autodefinición aquél día no fue demasiado espléndida... prefería otra opinión. En una tarde por Palma, en el Dunkin Donnuts de la calle Olmos, sentada en el piso de arriba tan tranquilamente con un amigo que tengo desde la infancia, le pedí que definiera a varias personas cercanas a ambos... las definió con objetos, como había hecho yo... y de pronto, le pregunté:

-Entonces... ahora, defíneme.

No supo definirme esa tarde... o al menos no encontró la palabra exacta que denominaba al objeto en cuestión... pero más tarde la encontramos: un caleidoscopio.

-¿Por qué un caleidoscopio?- Le pregunté.

-Simple...- me miró como si tuviera que haberlo entendido ya, pero por mi expresión de desconcierto en la cara, vio que no era así- todos, al ver el mundo, vemos lo que nos rodea y punto, no vemos nada más. Tú, cuando vas por las mismas calles que va el resto de la gente y las ves diferentes: tú no ves edificios, ves fotografias solapadas y, tras de ellas, la historia de sus inquilinos; tú no ves a un persona, tú ves su historia, ves que tiene secretos, ves que no es solo la apariencia externa, sino que es más que un cuerpo, un estilo y una forma de actuar; tú no ves una vela, sino que ves en ella la vida de alguien, paso a paso, con todos los componentes y la gente que rodea a la persona en cuestión; tú no ves maquillaje, sino secretos y complejos (no siempre arreglarse significa eso, claro); no ves el photoshop con el que jugamos a retocar fotos, sino que ves un programa de ordenador que vuelve a la imperfección humana, la perfección humana...- hizo una pausa, y levantó la cabeza para ver mi cara perpleja- ves el mundo desde otro punto de vista... como si, aparte de lo existente, hubiera también piececitas y espejitos que hacen que todo tenga una forma diferente...

Y así ha sido como un gran amigo me ha dado el nombre que de verdad me ha convencido: "La niña del caleidoscopio". Y, para firmar los relatos sobre mi forma de ver las cosas, no había nombre mejor con el que firmar.


Os he contado mi historia, en unas cuantas palabras y en una historia que, aunque no sea de las mejores que he escrito, es un bonito recuerdo, ya que está basada en hechos reales... así que, dando las gracias a "escafiable" por animarme a escribir un blog y, sin darse cuenta, darme nombre; y a mi queridísimo novio, Pablo, que me ha curado todos mis males y me ha devuelto a mi vida, siempre animándome a plasmar mis ideas y pensamientos sobre las teclas de mi ordenador de la forma más agradable: con una sonrisa en la cara y haciéndose querer cada día un poco más; me despido con un pequeño: "hasta la próxima entrada", cosa que espero que sea pronto.


Atte:

La niña del Caleidoscopio.