viernes, 30 de julio de 2010

Sensación de déjà vu.

Todo estaba en silencio, y tu estabas histérca tras aquella enorme puerta... Tu madre vino y te dió un beso deseándote suerte y te dijo que estabas preciosa, intentando tranquilizarte, mientras tu padre te iba cogiendo del brazo derecho, y tu sonreías.

Se abrió la puerta, la música empezó a sonar y empezasteis a andar por aquel pasillo abarrotado de gente mirándoos con lágrimas en los ojos y una sonrisa: son la gente que tienes como más importante para tí...

Estás en tu boda, y no eras consciente de ello.

Al fondo, tu futuro marido, el único que te ha hecho sentir todo lo que sientes, mirándote, pero tu no ves su cara...Tu padre te deja en el altar, le da la mano, y, con lágrimas en los ojos, te da un beso y te dice: "bienvenida primer día del resto de tu vida".

Pasa la ceremonia, y tras los votos que se quedan grabados a fuego en tu cabeza y escritos por él, dices los tuyos... Y tras aquellos dos: "sí, quiero", el cura os da permiso para besaros. En ese momento sabes que ése es el primer día del resto de tu vida.Y, justo en el momento en que crees que vas a ver su cara, despiertas.

Ése es el sueño que revive cada noche y muere todas las mañanas desde que eras pequeña... pero nunca llegaste a ver la cara de aquél hombre vestido de traje negro y camisa verde con corbata negra que tenías en frente, pese a que las circunstancias te hicieran pensar que era una persona u otra, y siempre has vivido más enamorada de aquél hombre de tu sueño que de la pura realidad...

Estás enamorada de la ficción de tu imaginación.



A lo largo del tiempo, el sueño es siempre es el mismo, pero caras que antes no te resultaban familiares, van apareciendo en tu vida, en forma de nuevos amigos... que siempre habían estado sentados en aquellos bancos, pero nunca habías reconocido...Y, pese a que muchos huecos de personas desconocidas se iban rellenando, siempre faltaba el más importante de todos: el novio, que iba cambiando de nombre, tal vez, pero nunca, nunca habías visto más allá de su traje.

Llegó el día, la situación es la de siempre.

Todo estaba en silencio, y tu estabas histérca tras aquella enorme puerta...

Tu madre vino y te dió un beso deseándote suerte y te dijo que estabas preciosa, intentando tranquilizarte, mientras tu padre te iba cogiendo del brazo derecho, y tu sonreías.

Se abrió la puerta, la música empezó a sonar y empezasteis a andar por aquel pasillo abarrotado de gente mirándoos con lágrimas en los ojos y una sonrisa: son la gente que tienes como más importante para tí...

Estás en tu boda, y no eras consciente de ello.Al fondo, tu futuro marido, el único que te ha hecho sentir todo lo que sientes, mirándote, y ahora, por fin, ves su cara, y sí, sientes por él en la realidad lo mismo que en la ficción que crea su imaginación.

Tu padre te deja en el altar, le da la mano, y, con lágrimas en los ojos, te da un beso y te dice: "bienvenida primer día del resto de tu vida".Pasa la ceremonia, y tras los votos que se quedan grabados a fuego en tu cabeza y escritos por él, dices los tuyos... Y tras aquellos dos: "sí, quiero", el cura os da permiso para besaros. Él te mira, le miras, os mirais, ves su cara, la grabas en tu mente, y en cuanto vuestros labios se juntan, sabes que ése es el primer día del resto de tu vida.

Terminada la ceremonia, salís y os tiran arroz, vais al banquete, pasa una velada genial... y llegáis a casa, a VUESTRA casa... y tras demostraros vuestra felicidad y amor por el día transcurrido, os dormís abrazados y tu apoyada en su pecho, con su brazo izquierdo tras tu espalda, y tu mano izquierda rozando su cuello...

Y despiertas, abrazada a él, en la misma postura en la que os dormisteis en tu sueño, el sueño que, por fin (salvo a algunas caras desconocidas entre los bancos) ya está completo.

Y con eso llegas a la conclusión, de que ya estabas enamorada de él antes de conocerle, y eso te llena de gloria: es la mejor batalla que has ganado a la vida.

Contrastes

Me he pasado un buen rato pensando...

He pensado en el perfeccionismo que se los exige en la vida: en los estudios, en casa, con los amigos o incluso en pareja; y me he dado cuenta de que soy la prueba viviente de todos ellos.Llevo desde pequeña estudiando como real obsesa del conocimiento, adelantándome a algunas lecciones de clase y esforzándome al máximo por sacar mi máximo rendimiento académico para que éste no pudiera ser comparado con el de las máximas figuras del estudio que me rodeaban. Eso implica una exagerada percepción de la actitud perfeccionista. Siempre se nos exige media vuelta más: si llegamos a un 4, se los dice que podemos llegar al 5, si llegamos a éste, nos piden el 6. Así como las reglas sociales también nos obligan a llegar a ciertas notas para acceder al futuro que "NOSOTROS" elegimos. Digo "nosotros" porque nosotros lo encaminamos, cierto, pero son nuestra familia, nuestro colegio, instituto... influyen en ésta decisión, así como las notas nos limitan el acceso a esos estudios. Realmente elegimos el futuro que nos permiten elegir.

En la familia... llevo desde pequeña intetando ser la hija 10 de la que los padres están orgullosos... pero ahora que crezco y tengo una percepción de mi misma más o menos "real", conociendo mis virtudes y defectos, así como mis obligaciones y devociones; puede que haya dejado atrás ese modelo ejemplar, y ahora en mi familia les parece un cambio radical y no precisamente bueno... pero realmente no es un cambio: no es que haya pasado de ser ideal a ser mediocre, esque he pasado de fingir ser un ideal de niña para ser yo misma. Sin embargo, se me exige el mismo rendimiento, y apuesto a que no soy el único caso. No obstante no culpo a los padres, sino a la sociedad que les invita a buscar la vida que todo el mundo busca y sentirse orgullosos de ella. La era en la que vivimos se basa en la búsqueda contínua de un ideal de la familia ya creado aunque pocos lo perciban. Este ideal implica una familia feliz, donde no se pase hambre y cuyos hijos sean educados, responsables y ejemplares en los estudios, con el único fin de que los padres puedan decir "mi hijo es un 10", y, aunque no farden de ello, tienen la necesidad de poder pensarlo para ellos. No sé como es la mente de un padre, porque no he tenido la ocasión de sentirme como tal, pero supongo que eso también se debe a la búsqueda de un futuro con ese ideal de familia para tu hiijo.

Con los amigos... no es tanto la perfección como la popularidad justa la que se busca. Queremos destacar, que se nos conozca, pero no en exceso para que no se nos suba a la cabeza, queremos que nos quieran nuestros amigos, pero no por lástima. Buscamos el equilibrio entre popularidad y anonimato, entre una buena imagen física y la imagen casual, entre la actitud divertida y la de alguien en quien se puede confiar. Y, en más de un caso se renuncia a la personalidad propia por no romper el esquema de nosotros que mantienen nuestras relaciones de amistad. Pues bien, yo he pasado TAMBIÉN por ese estadio, hasta que me cambié de instituto y decidí que me daba ya igual si mis amigos notaban un cambio radical, que tampoco podían quererme si perdía la felicidad con el único fin de mantener una actitud constante, y llegué a una conclusión cierta, irónica y sencilla: "la imagen constante de uno mismo se encuentra en los altibajos, excesos y déficits de cada uno mostrados siempre como algo normal."

En pareja, no es el querer mantener un equilibrio, ni querer acercarte a un ideal, ni el esfuerzo por un rendimiento máximo; sino que se trata de una lucha constante por ser la pareja perfecta, siempre inundada por el miedo de dejar de gustar a tu pareja. Pues bien, después de haber vivido un apartado de mi vida en estas condiciones, me dí cuenta de que había sido en vano, porque si alguien te quiere, te quiere por cómo eres y no por cómo te esfuerzas en ser... digamos que descubrí otra frase irónica y cierta que decía así: "la perfección se encuentra en el caos". Me explico, me esforcé tanto en ser la pareja perfecta, la media naranja ideal, que llegué a dejar de gustar a alguien: a mí misma; lo cual me causaba frustración y ciertos problemas... hasta que pensé que amar significa algo más que besos y abrazos, así como obsesión por una persona; amar significa encontrar la perfección en los rasgos característicos y no necesariamente perfectos de alguien.

Os digo mi consejo porque en mi caso ha funcionado, y he encontrado un amor que no se basa en percepciones erróneas.

-¿Quereis ser perfectos? Empezad por serlo para vosotros mismos.
-¿Cómo ser perfectos? Volveos completamente alocados y caóticos.

miércoles, 28 de julio de 2010

No soy tan evidente.

Visité el blog de un amigo hace unos días... creo que lo hico a drede.

Sabe que no puedo resistirme a los placeres que comporta ver mis palabras sobre la pantalla del ordenador... de expresar lo que quiero y necesito decir con la facilidad de pulsar las teclas adecuadas con el orden preciso. Estoy convencida de que tiene consciencia de ello.

El problema se me ha presentado cuando, al crear mi blog, se me me ha preguntado con qué nombre iba a fimrar mis entradas... y ahí empezaron las dudas.

Mi forma de ser, siempre me ha inclinado hacia la gracia de firmar con un pseudónimo... pero como nunca me he atrevido a elegir ninguno, creí que era esta mi oportunidad... pero quería que fuera algo que hablara de mí, de mis características... pero sin pronunciar un nombre propio.

-La "pupas"- como me llamaba mi madre de pequeña, pero era muy pesimista.

-La rarita- como me conocían en mi antiguo colegio, ya que acostumbraba a mostrar mis habilidades haciendo vibrar mis ojos, moviendo las orejas y similares... pero no podía contribuir yo misma a que ese fuera mi mote para siempre.

-La enferma- como me conocen muchos de los alumnos y padres (así como profesores) de mi nuevo instituto, para mi desgracia... y debido a mis frecuentes problemas de salud, y a que mi cuerpo sufria anteriormente de ansiedad, y la manifestaba haciendo que me desplomara por los pasillos. Pero, sin duda alguna, no iba a poner "la enferma" como mi pseudónimo.

-"Florette"- como acostumbraban a llamarme mis compañeros de la residencia "London Reed's School" cuando fui a pasar 3 semanas en ella en el verano de 2008. Pero nadie más que ellos iba a entenderlo; mi pseudónimo debe hablar de mí, no debe ser un mote.

-La niña (no me gusta el término "chica", es muy frio)...- he empezado a escribir pero, para mi sorpresa, no he sabido seguir.

-La niña de la cámara en mano.- He pensado luego, pero ¿acaso sólo tengo eso? un curso de fotografia y ansia por fotografiar... cierto que paseo por la calle y me gusta imaginar que el mundo es como un montón de fotografias solapadas... y tengo mucha afinidad por el mundo de la inmortalidad del momento, pero... ¿solo soy la niña de la cámara? no.

-La niña cronista.- Cierto que escribo una serie de relatos en mi tuenti a los que titulo habitualmente como: "Crónicas de evasión" o "Crónicas de..."; pero, ¿acaso solo soy lo que escrib0? ¿Simplemente soy las palabras encadenadas que cuentan mi vida, o el libro de "realidad-ficción" que intento escribir? no, me niego a reducir mi existencia a palabras.

-La niña de la cámara y el papel- Por fin he encajado dos cosas... dos cosas que forman, sin duda, una parte importante de mi vida y tanto una como la otra las complemento: las fotografias solapadas que forman mi mundo siempre tienen detrás un relato, la vida de alguien, una historia, un secreto... siempre tienen algo. Pero... ¿acaso mis 17 años de vida se reducían a dos aficiones? no podía permitir que mi pseudónimo hablara tan poco de mí.

-La niña enamorada- es un buen nombre, pero... aunque sí que sienta una cierta inclinación romántica y tenga la suerte de mantener en pie una relación que me atrevo a calificar de perfecta... aunque la llama del amor corra por mis venas, aunque esté convencida de haber encontrado al hombre de mi vida, aunque él me haya curado mis vahídos repentinos, y me haya hecho sentir la niña más feliz y perfecta del mundo... no creo que mi cualidad más visible sea la de estar en estado de enamoramiento... creo que tiene que haber algo que lo englobe todo... el por qué de que yo sea así.

-La niña de...- me he puesto a pensar, sin que apareciera en mi cabeza la palabra o palabras que me definieran de una forma correcta.- La niña de... La niña de...

De pronto, me ha venido a la cabeza una de las primeras citas con mi psicóloga, en la que, para conocerme, me pidió que definiera a los miembros de mi familia (uno a uno) con una palabra o una frase, y, a duras penas, conseguí hacerlo... el tema de mi firma en este blog hubiera estado zanjado de no ser porque cuando mi psicóloga me pidió que me autodefiniera... no fui capaz, y, aun ahora, no he sido capaz de hacerlo.

En la siguiente cita, me dijo que cogiera objetos de su casa y que, por sus cualidades, y por su forma... en fin, por todo, definiera con ellos a mis amigos. Eso me encantó, ya que los objetos y las personas son la parte que más valoro de la imagen, y las imágenes forman una parte muy importante de mi vida, así como espero que, en un futuro, sean la base de mi trabajo. Nuevamente, me pidió que me autodefiniera también con un objeto: escogí una revista. Una revista porque está compuesta de imágenes y texto (cosas que me apasionan) y porque su contenido, su forma, su esencia, es el conjunto de todo lo que la rodea (y siempre he sabido que yo no sería quien soy hoy de no ser por quien y cómo está a mi lado). Pero "la niña de la revista" me parecía un pseudónimo que podía ser facilmente malinterpretado, porque tampoco soy aficionada a las revistas, siendo sincera.

De todas formas, mi autodefinición aquél día no fue demasiado espléndida... prefería otra opinión. En una tarde por Palma, en el Dunkin Donnuts de la calle Olmos, sentada en el piso de arriba tan tranquilamente con un amigo que tengo desde la infancia, le pedí que definiera a varias personas cercanas a ambos... las definió con objetos, como había hecho yo... y de pronto, le pregunté:

-Entonces... ahora, defíneme.

No supo definirme esa tarde... o al menos no encontró la palabra exacta que denominaba al objeto en cuestión... pero más tarde la encontramos: un caleidoscopio.

-¿Por qué un caleidoscopio?- Le pregunté.

-Simple...- me miró como si tuviera que haberlo entendido ya, pero por mi expresión de desconcierto en la cara, vio que no era así- todos, al ver el mundo, vemos lo que nos rodea y punto, no vemos nada más. Tú, cuando vas por las mismas calles que va el resto de la gente y las ves diferentes: tú no ves edificios, ves fotografias solapadas y, tras de ellas, la historia de sus inquilinos; tú no ves a un persona, tú ves su historia, ves que tiene secretos, ves que no es solo la apariencia externa, sino que es más que un cuerpo, un estilo y una forma de actuar; tú no ves una vela, sino que ves en ella la vida de alguien, paso a paso, con todos los componentes y la gente que rodea a la persona en cuestión; tú no ves maquillaje, sino secretos y complejos (no siempre arreglarse significa eso, claro); no ves el photoshop con el que jugamos a retocar fotos, sino que ves un programa de ordenador que vuelve a la imperfección humana, la perfección humana...- hizo una pausa, y levantó la cabeza para ver mi cara perpleja- ves el mundo desde otro punto de vista... como si, aparte de lo existente, hubiera también piececitas y espejitos que hacen que todo tenga una forma diferente...

Y así ha sido como un gran amigo me ha dado el nombre que de verdad me ha convencido: "La niña del caleidoscopio". Y, para firmar los relatos sobre mi forma de ver las cosas, no había nombre mejor con el que firmar.


Os he contado mi historia, en unas cuantas palabras y en una historia que, aunque no sea de las mejores que he escrito, es un bonito recuerdo, ya que está basada en hechos reales... así que, dando las gracias a "escafiable" por animarme a escribir un blog y, sin darse cuenta, darme nombre; y a mi queridísimo novio, Pablo, que me ha curado todos mis males y me ha devuelto a mi vida, siempre animándome a plasmar mis ideas y pensamientos sobre las teclas de mi ordenador de la forma más agradable: con una sonrisa en la cara y haciéndose querer cada día un poco más; me despido con un pequeño: "hasta la próxima entrada", cosa que espero que sea pronto.


Atte:

La niña del Caleidoscopio.