jueves, 26 de agosto de 2010

Polisemia del abrazo.

-Me encanta abrazarte, ¿lo sabías?
-Lo intuyo porque no dejas de hacerlo.
-Pero, ¿sabes por qué?
-No, ¿por qué?
-Porque eres cálido, cálido como mi cama las noches frias cuando el hinvierno hacecha con rayos y truenos fuera, y solo el cálido arropaje de mi cama me puede calmar; porque eres frío como mi cama en verano cuando el sol quema fuera, y la humedad hace que permanezca el ardor durante la noche, y solo me siento fresca y a gusto en ella; porque me da seguridad abrazarte como cuando mis padres me daban la mano de pequeña, y yo me sentía protegida; porque cuando me aprieto contra tí tengo menos miedo del mundo, porque me parece que nada puede hacerme daño cuando tú andas cerca; porque, cuando estoy acurrucada en tu pecho, oigo cómo tu corazón va más rápido, oigo tu respiración que se acompasa con la mía como si dos cuerpos quisieran ser uno solo, noto que me miras y sonrío porque lo haces, pero, ¿sabes qué es lo que más me gusta de abrazarte?
-Ah, ¿hay algo más?
-Claro, falta lo mejor.
-Entonces, dime: ¿qué es lo que más te gusta de abrazarme?
-Ver que tú, también me abrazas.

domingo, 22 de agosto de 2010

Maternal Instinct

Seguro que en más de una ocasión vuestra madre os ha dicho aquello de: "Cuando seas madre lo entenderás"; y os lo habéis tragado pensando en que ya lo entenderíais en un momento u otro de vuestra vida... Siempre os han dicho que nada es comparable al amor de una madre, que no valorais lo que las madres hacen por vosotros, que no sabéis cómo se siente una madre cuando su hijo llora, etcétera.

Pues bien, estimados lectores... yo no soy madre, no tengo la edad ni la madurez suficientes para poner a mi cargo una criatura recién llegada al mundo y darle de comer y un techo hasta que tenga edad y conocimiento suficientes para independizarse; por no tener, no tengo ni idea de qué va a ser de mi vida en cuanto termine bachiller: no sé si estudiaré fuera, si aquí, si estudiaré ingenieria o grado superior, ni de qué estudiar, ni a qué dedicarme, ni dónde vivir, ni con quién.
Lo único que tengo claro (porque puedo tenerlo) es que, haga lo que haga, tendré que seguir con mi vida... y, si no cambiamos de opinión ninguno de los dos (que espero, muy sinceramente que no) veo un futuro en el que formo una familia con cierta persona de grandísima importancia para mí... pero como he dicho, eso será cuando disponga de edad, conocimientos, madurez y recursos suficientes como para formar una familia y traer a una nueva criatura al mundo.

Bien, claro queda que no tengo espectativas de ser madre prontamente... pero eso no liquida el instinto maternal... Éste no se dispara al estar "preparando" un suculento bebé en el horno de tus entrañas... sino que también puede dispararse a alguien que acaba de adoptar al nuevo miembro de su familia, o en otros casos, donde (esta vez sí) entro yo.

La historia empieza con dos hermanos y una hermanastra. Existentes éstos tres en forma de un hermano 16 años mayor, una hermana 13 años mayor y, la (por lo menos para uno de ellos) hermanastra: yo.
Los dos hermanos emprendieron su propio camino en cuanto llegó el momento de estudiar una carrera... En diferentes años, claro está, pero en direcciones diferentes y fuera del alcance de mi memoria.
La hermana estudió en Barcelona donde, en la carrera, conoció a su más que oficial novio actual. De esto hace ya 10 años. Ahora viven en China, donde prosiguen con su vida.
El hermano estudió en Barcelona y su siguiente parada fue vivir en le preciosa Francia, donde, en su nuevo trabajo, conoció a su actual esposa. Se mudaron a Madrid, donde, después de unos meses de matrimonio y ya muchos años de vida compartida, llegó al mundo la segunda protagonista de ésta historia: mi sobrina.

Bien, puesto que ninguno de los dos hermanos vive en la isla, las visitas no suelen coincidir a menudo, pero si las épocas: en Navidad y en verano. Siendo triste pasarte todo el año (escepto dos o tres semanas) esperando a la llegada de tus hermanos, es un hecho que no se puede remediar. La hermana viene una semana en Navidad y otra en verano, con su novio (claro está); y el hermano y su familia aparecen una semana en Navidad y dos en verano.

Durante esas dos semanas del verano, y una tercera que mi sobrina elige quedarse sin sus padres con nosotros, y la semana en Navidad; es cuando realmente entiendo parcialmente las palabras de mi madre cuando me decía aquella frase comentada al principio. Es cuando, realmente, me siento la madre de aquella niña, y no su tía. Todo el día junto a ella, ayudándola, cuidándola, animándola y mimándola todo lo que sé... y el día que se va, llorar porque mi niña ya no vuelve hasta la próxima época de recogimiento familiar.
Durante esas cuatro semanas al año, me siento madre e hija más que nunca y unida a las dos personas que hacen eso posible bajo un mismo techo, y más a mi lado que nunca...

Creed a vuestras madres, ser madre, no es algo fácil... pero sí muy gratificante el ver la sonrisa que pone tu sobrina al verte cuando llega a tu casa... oír que cuando estás lejos te llama en lugar de llamar a su madre... ver que quiere darte besos y abrazos a tí más que a nadie, que eres a la única persona a la que quiere escuchar cuando está enfadada, y que eres la única que consigue hacer que deje de llorar, desde que no era más que un bebé.

Difícil, pero sentido, muy, muy sentido.

lunes, 9 de agosto de 2010

Pequeño largo viaje.


He vuelto de nuevo...

Después de una semañan de acampada con el club de esplai que ha marcado mi vida, llego llena de sensaciones que no sabría bien como definir...

Han pasado muchas cosas... muchas para asimilarlas en una sola semana, pero mi cabeza va a la par que mis sentimientos y a la vez que me calmo, voy ordenando los recuerdos de sensaciones en mi mente. Es muy difícil, pero quiero hacer que sintáis la misma sensación que yo aunque solo sea por un momento, y para eso, es necesario empezar por el principio...

"-Un apretón de manos, es lo primero... Un apretón de manos, después, decir tu nombre.
-¡La niña del Caleidoscopio!"

Una vez fuiste como Alicia... sí, Alicia la del país de las Maravillas... tenías 9 años, eras ingénua y tenías ganas de conocer nuevas experiencias, así que decidiste seguir el consejo de un amigo tuyo y apuntarte a una asociación de jóvenes... un club d'esplai llamado: "Es Puntet", y fue como caer rodando por la madriguera que te llevaba a un mundo nuevo, un país de maravillas.

Empezaste viendo el compañerismo que ahí reinaba, y tuvisteis un primer nombre, pero no os marcó como grupo, porque no fue el definitivo...

Fuiste a tu primera acampada y supiste que aquella era una familia para tí... en aquél lugar, entre aquella gente, encontrabas la paz que necesitabas en los malos momentos; la pizca de diversión que tanto buscabas en los momentos aburridos; el toque de "chapucería" cuando todo era demasiado perfecto en el colegio; un lugar donde ser tú, y divertirte, cuando tu apariencia de "chica 10" te impedía hacer el gil*******; una taza de buen té (siempre con linterna) en los momentos ágrios y una pizca de sal para los sosos... y, entre todo ese alboroto, encontrasteis (tú y tu grupo) vuestro primer nombre: "Migjorn".

Crecisteis y aprendisteis a ser compañeros, a ayudaros en todo lo que fuera necesario y a ser un poco mejores como personas... erais una piña, una piña de preadolescentes con las hormonas revolucionadas... con tonterías en la boca y un simple "llego tarde" cada sábado por la mañana, cumpliendo la tradición de llegar pasada la media hora de las 11.

Llorasteis de la emoción cuando pasasteis a vuestro nuevo grupo... ya no estabais tomando el té con "Pataplim y Pataplam" o con "El sombrerero loco", no, ahora estabais delante de "Absolut", la oruga que os conocía desde siempre, y a ak que siempre habíais tenido como monitor (a la escepción de dos años) y que ahora se volvía más espectacular para guiaros durante vuestra nueva etapa, con vuestro nuevo nombre: "Xaloc", o, mejor dicho: "CaXaloc". Ahora os ibais a meter en el capullo de la oruga para ver cómo era ser "los mayores" del club... y, durante vuestro último año, iban a enseñaros qué hace un buen monitor...

Durante vuestra etapa como "Xaloc", fuisteis reduciendo en número... ya solo quedábais seis... pero erais los seis elegidos: teníais el espíritu de vuestro club grabado en la piel, en cada poro. Unos habían empezado más tarde, y otros, como tú, llevábais 8 años siendo miembros de aquella fantástica familia. Os habíais visto crecer a vosotros, a vuestros compañeros y a los monitores, en especial a Absolut, que le visteis llegar a casarse y tener una preciosa hija... y vosotros sabíais que sería un buen padre, porque para vosotros se había comportado como tal.

Llegó la última acampada de verano como grupo... Fuisteis más que nunca "los mayores", fuisteis más que nunca una familia, fuisteis más que nunca compañeros, fuisteis más que nunca amigos, y fuisteis, sobre todo, más que nunca vosotros.

Llegaba ya el final de la acampada, y llevabas toda la semana contemplando la cara amarga de un gran monitor (y mejor amigo que monitor)... no podías evitarlo, y eso te mataba por dentro, ya que él te había ayudado a salir de muchos (por no decir todos) los malos tragos por los que habías tenido que pasar. Era el antepenúltimo día, y las cosas no mejoraban.

A las 3 de la mañana del penúltimo día apareció Pataplam en vuestra habitación, y os llamó dándoos un dorsal a cada uno (ahora ya solo quedábais 5, aspirando a ser monitores el año que viene); y os llevó al "Cásting del buen monitor". Os pusieron a prueba, lo hicisteis mejor de lo que sabíais porque ninguno quería quedar fuera. Y, como no, como grupo, como amigos, compañeros, hermanos, AMIGOS, pasásteis a formar parte del "equipo de monitores" (todos).
"-Nins, ¿sabéu què?
-¿Què?
-¡¡¡¡Ja som monitors, monitors, monitooors!!!!"

Reinaban las lágrimas de alegría por todo lo alto... íbamos a contiunar en nuestra familia, en nuestro país de las maravillas, pero al otro lado, donde ya no os hacen sentiros bien, sino que sois vosotros quienes vais a repartir felicidad. Es una sensación completamente reconfortante.

Pero, por otro lado, las cosas no mejoran... tu amigo y monitor no mejora y, el viernes, a la hora de las duchas, os lanza una carta para que leáis juntos: quiere hablar con vosotros a solas, después de la cena.
Acaba la cena y os dirigís a la habitación a esperarle, pero tu ya sabes qué va a decir: se va. Abandona la familia después de 4 años, y, pese a que tiene un motivo razonable, intuyes que no sólo es eso lo que le conduce a tomar tal decisión... ahí, empiezan las lágrimas, las de cocodrilo, las de verdad, las de pena.
Es la última noche de acampada la del viernes, y toca leer las cartas. Tú y tus compañeros leéis entre lágrimas una carta diciendo lo orgullosos que estáis de haber pertenecido a los niños de esa familia y lo todavía más orgullosos que os sentís de pasar al otro bando; y pedís al grupo que va a ocupar vuestro lugar, que os lo cuide, que el honor lo merece.
Pero la vuestra no es la única carta: Pataplam os da la enhorabuena y habla de vosotros casi con los ojos encharcados, se siente orgullosa de haber sido durante dos años vuestra monitora. La conejita blanca os cuenta su historia: abandona a la familia para irse a estudiar a Barcelona... EL gato Risón, que ése era su primer año como monitor, os da ánimos para que vayáis con él, y Absolut... Absolut os dice adiós... dice que ya no necesitáis a un monitor que os haga de padre en el club, sino que ahora os toca a vosotros serlo de otros niños; se despide de la familia, porque ya tiene otra a la que mimar, y debéis entenderlo.
Las lágrimas llenan la sala y los corazones...

¿Tristeza? ¡esto no se puede consentir!
¡Croqueta de monitores!... sí, MONITORES. (Todos os miran, y aceptáis, claro.)

Y, acabada la croqueta, y visitado el zoo, terminó la acampada...
Las lágrimas intentaban aflorar de nuevo...

"-¡No estéis tristes niños, que hoy es día de fiesta!
-¿Día de fiesta?
-¡Feeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeliz, feliz no cumpleañoos!
-¿Para mí?
-¡Para tú!
-¡Feeliz, feliz no cumpleañoos!
-¿A mí?
-¡A tú!
-¡Brindemos este día con dos tazas de buen té!
-Feliz, feliz no cumpleaañooosss... aaaaa túúúúú..."